viernes, 20 de julio de 2007

Acerca de la entrevista de Punset en noche hache






Dios no se puede explicar, sólo entender. El Dios ortodoxo que nos enseñaron es falso, y por tanto poco a poco se derrumba. No es Dios quien se derrumba realmente, sino nuestro concepto interesado que fabricamos en torno a él. No sólo la ciencia lo empequeñece, cualquier manifestación humana que esté encaminada a descubrir la luz, derrota la antigua idea de Dios. La fuente que emana energía dentro de nosotros y que se puede llegar a sentir, una vez que perdamos el terror a la verdad, tiene que ver mucho con el amor, no con el miedo. El amor que viene del miedo, es decir de esa bacteria replicante de hace 3500 millones de años, hay que superarlo, ya no es necesario para sobrevivir. Esa es la lección que nos transmitió. Ese amor que vino del terror, lo seguimos utilizando porque tenemos miedo y no queremos avanzar. Esto nos causa dolor y confusión, pues no podemos estar quietos, va contra natura. Queramos o no, avanzamos. Si no lo aceptamos, entramos en la obscuridad. Para ver la luz, hay que ser valiente. Tenemos que pasar al siguiente nivel. Todos pasaremos al siguiente nivel tarde o temprano. Estamos empeñados en hacerlo lo más tarde posible y eso está propiciando el horror, el dolor y la confusión enorme en la que vivimos. Tenemos que descubrir lo que somos y para eso hay que aprender a navegar por la vida, ser nosotros el patrón de nuestro propio barco. Si llegamos a controlar nuestro propio océano con todas sus tempestades ¿Donde ubicaría entonces usted, sr. Punset, el alma? Ya no mandaría el cerebro, o al menos, no estaríamos al embate de sus olas, de sus subidas y bajadas, de sus calmas y tormentas. Seríamos dueños de nosotros mismos. Nuestra fuente profunda estaría preparada para dar a los demás y pasar al siguiente nivel. El cuerpo, incluido el cerebro, poco a poco desaparecerían. Nuestra alma no está en ninguna parte física concreta. Se refleja de alguna u otra manera en todo nuestro cuerpo, pero hay una gran parte de ella que no la vemos, y que cuando nuestro cuerpo desaparece, sigue estando ahí, donde no la vemos. Sólo podemos sentirla y entenderla. Solo podemos sintonizar con ella. El cerebro es un órgano vital, al igual que el corazón o el hígado. Si falla, se acabó lo que ven de nosotros mismos. ¿Pero y lo que no se ve? Hay que sintonizar con el alma, con nosotros mismos para ver lo que no se ve. El cerebro no tiene nada que ver con esto, es el que lleva el timón quien lo decide.
Sr Punset, después de descubrir algo que arroja luz a su existencia, lo peor que se puede hacer es descansar a la sombra de ese descubrimiento. Me da la impresión que usted lo está haciendo, pues veo muchas conclusiones absolutas en sus declaraciones. Es una forma de crear un nuevo Dios a nuestra conveniencia. Ese error se viene cometiendo a través de los tiempos, nuestra inclinación a mantener lo que poseemos, agarrarnos a aquello que nos trasmite sosiego, y si para ello hay que cerrar puertas, pues las cerramos. No debemos cerrar puertas. La ciencia no es absoluta, es un medio de ir hacia la luz, también el arte, la filosofía, incluso nosotros mismos. Como dice el tao, no es necesario abrir la ventana de nuestra casa para salir de ella. Tenemos dentro de nosotros todas las respuestas, pero necesitamos superar el terror que sintió hace 3500 millones de años la primera bacteria replicante.
Sus conclusiones no me inspiran, no son suficientes para mi. Siento que avanzo y en ese caminar sus palabras se desvanecen sin dejar algo nuevo, solo la imagen de alguien que después de un gran esfuerzo, descansa a la sombra de su obra maestra con el peligro de morir aplastado por ella. Cuando se crea una obra maestra sr Punset, hay que saltar inmediatamente por encima de ella. No es cierto que no se pueda vivir sin haber leído su libro, como usted dice, eso es una adulación que en forma de dardo envenenado su obra maestra le está clavando, para controlarlo e impedir que usted siga avanzando. Deshágase de ella.

Con respeto

Javier Segura

1 comentario:

Airear dijo...
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